HECHOS 28: EL ESPÍRITU SANTO ESCRIBE LA HISTORIA DE LA IGLESIA.

El último capítulo del libro de los Hechos nos cuenta -porque es uno de los libros históricos del Nuevo Testamento, junto con los cuatro Evangelios- la estadía de tres meses de Pablo en la isla de Malta, su llegada a Roma, el ministerio que cumplió en esa ciudad.
En Malta fue mordido por una víbora "5 Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció." Los nativos pensaron que era un dios. Hospedó en la casa de Publio, el hombre principal de la isla, durante tres días. Oró y sanó a su padre, enfermo de fiebre y disentería. "9 Hecho esto, también los otros que en la isla tenían enfermedades, venían, y eran sanados"
Los próximos lugares fueron: Siracusa (tres días), Regio (un día), Puteoli (siete días). Cuando llegó él y sus compañeros a Roma, salieron a recibirles los discípulos "15 ... hasta el Foro de Apio y las Tres Tabernas; y al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró aliento."
En Roma "16 ... el centurión entregó los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permitió vivir aparte, con un soldado que le custodiase."
Tres días después "17 ... Pablo convocó a los principales de los judíos, a los cuales, luego que estuvieron reunidos, les" testificó y predicó su Evangelio, como él llamaba a su mensaje evangelizador. Volvieron los judíos otro día para una mayor profundización del mensaje y "23 ... les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas. / 24 Y algunos asentían a lo que se decía, pero otros no creían." Como no demostraran acuerdo entre sí, Pablo finalmente declaró: "28 Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán."

El Apóstol "30 ... permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, / 31 predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento." Con estas palabras termina Lucas la historia de los inicios de la Iglesia, que son los hechos del Espíritu Santo.
Si bien es cierto aquí finaliza el relato de la Palabra de Dios, el movimiento del Espíritu Santo continúa hasta nuestros días, por medio del testimonio de la Iglesia. Han transcurrido más de 20 siglos, el Espíritu ha impulsado la evangelización de las naciones; ha producido numerosos líderes y héroes de la fe, algunos de los cuales han dado su vida por Jesucristo; ha inspirado libros y libros de diversas teologías y ha motivado variadas formas de ministerio. El Evangelio se ha llevado a todas las gentes ("los gentiles") y no pocos judíos han reconocido a Jesucristo como el Mesías.
Los cristianos de hoy somos deudores de los primeros discípulos, de los apóstoles, de Pablo, Lucas y todos sus seguidores, de aquellos que dieron su vida por Cristo, como Esteban y Santiago. La Iglesia no comienza hoy ni partió de nada; más que una organización humana es un organismo vivo y multifacético con una trayectoria de siglos. Cada cristiano puede encontrar en esa "Iglesia primera" sus orígenes y los de su denominación, puesto que todos somos herederos del mensaje de Jesucristo transmitido a los apóstoles. La fuente de nuestra fe está en la Persona de Jesucristo retratada en los Evangelios y en la acción del Espíritu Santo en la Iglesia retratada en los Hechos. Como el Evangelio es la descripción de Jesucristo, los Hechos es la descripción de la acción del Espíritu Santo sobre el Cuerpo de Cristo, la Iglesia.

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