HECHOS 24: EL ESPÍRITU SANTO NOS DA FORTALEZA CONTRA LOS ENEMIGOS.

A veces surgen enemigos con gran elocuencia, astucia e inteligencia, que atacan duramente al apóstol Pablo, como este Tértulo. Habrá quienes llamen herejía el Camino que él sigue, más eso no lo descoloca ni detiene en su ministerio. La defensa que el propio Pablo hace de sí mismo ante el juez Félix, se basa sobre todo en que él ha actuado con respeto, prudencia y discresión. Alega: "12 y no me hallaron disputando con ninguno, ni amotinando a la multitud; ni en el templo, ni en las sinagogas ni en la ciudad" y "17 ... vine a hacer limosnas a mi nación y presentar ofrendas. / 18 Estaba en ello, cuando unos judíos de Asia me hallaron purificado en el templo, no con multitud ni con alboroto."
La mujer de Félix era judía, de nombre Drusila. Ante su presencia tuvo oportunidad Pablo de hablarles acerca de la fe en Jesucristo, "25 Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó..." y no quiso continuar escuchándole. El apóstol tocó tres aspectos sensibles para cualquier persona:
1) La justicia de Dios. La mayoría de la gente cree que para ser considerados justos por Dios hay que ser una buena persona, obrar bien, hacer caridades, etc. Es decir creen en la justicia propia y desconocen abolutamente que la justicia de Dios no se basa en nuestra actuación sino en Su actuación. Él nos amó primero, por lo tanto lo único que pide de nosotros es confiar, creer en Él. La justicia es por fe. Muy pocos están dispuestos a aceptar algo así.
2) El dominio propio. No es agradable darse cuenta que nos falta mucho para ser personas que dominamos nuestras pasiones, nuestra lengua, nuestras ambiciones, nuestro carácter. Sólo el poder del Espíritu Santo puede capacitarnos para tener dominio sobre la carne. Para ello hay que ser humilde, reconocer que no tenemos tal templanza y que necesitamos de Dios.
3) El juicio venidero. Inexorablemente se acerca el juicio final, el juicio que Jesucristo hará de todo ser humano. En vista de tal acontecimiento, Dios nos invita a arrepentirnos y creer. Quienes acepten a Jesús como Salvador no necesitarán ser llamados a ese juicio, puesto que ya han sido juzgados en la cruz de Cristo y Él ha pagado el precio de sus pecados. Mas toda persona que no crea en Jesús o que nunca aceptó Su llamado, será juzgada conforme a sus obras. ¿Queremos ser juzgados por nuestras obras o preferimos ser eximidos de ese juicio final y ser aceptados eternamente por el Señor?
Félix no tenía un corazón recto sino corrupto. Dice el Texto que "26 Esperaba también con esto, que Pablo le diera dinero para que le soltase; por lo cual muchas veces lo hacía venir y hablaba con él." Dos años lo retuvo Félix hasta que, terminado su cargo, lo dejó en manos de su sucesor Porcio Festo.
En el camino de la fe cristiana y la evangelización del entorno, nosotros también nos encontraremos con elocuentes y zalameros Tértulos que atacarán nuestras creencias, como con corruptos, sucios e interesados Félixs que querrán explotarnos o sacar alguna ganancia de nosotros. Aunque parezca que ellos nos roban el tiempo y atan nuestras manos impidiendo el progreso de la causa cristiana, no es así, porque nos asiste el mismo Espíritu que animó a San Pablo a continuar predicando día a día donde fuera que se encontrara.

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