ROMANOS 9: LA PROVIDENCIA O ELECCIÓN DE DIOS.

El hijo de la promesa.
Providencia es la disposición anticipada o prevención que mira o conduce al logro de un fin. Dios tiene esa disposición para con la caída del ser humano, Él ha remediado el daño en la cruz del Gólgota, allí resolvió el problema del pecado.

La "Divina Providencia" es el término teológico que indica la soberanía, la supervisión, la intervención o el conjunto de acciones activas de Dios en el socorro de los hombres.

Este capítulo de Romanos habla acerca de: a) La elección de Israel y b) La justicia que es por fe.

La elección de Israel.
Pablo lamenta la incredulidad de los judíos para aceptar a Jesucristo como el Mesías prometido en el Antiguo Pacto: "1 Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, / 2 que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. / 3 Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; / 4 que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; / 5 de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén."

El Apóstol interpreta las palabras de la Escritura "7 ... En Isaac te será llamada descendencia" así: "8 ... No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes" La promesa de Dios decía: "9 ... Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo." Este hijo llamado es Isaac, hijo de la anciana Sara. El Señor quiso que Sara tuviese un hijo, Isaac, siendo ella estéril. No era Su voluntad que Abraham tuviera un hijo, Ismael, de la esclava Agar. El hijo de la promesa fue Isaac y no Ismael.

A Rebeca, esposa de Isaac, Dios dijo: "12 se le dijo: El mayor servirá al menor. / 13 Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí." No podemos comprender exactamente porqué Dios prefirió a uno y lo escogió.

El escritor sagrado se pregunta "14 ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera." Y nos recuerda las palabras de Jehová a Moisés: "15 ... Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca." Por lo tanto "16 ... no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia." Incluso, así como a algunos abre los ojos, a otros endurece: "17 Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra. 18 De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece."

De acuerdo a lo anterior, entonces es lógico preguntarse: "19 ... ¿Por qué, pues (Dios), inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad?" De inmediato el hagiógrafo nos silencia: "20 ... oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? / 21 ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?"

Razona el Apóstol: "22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, / 23 y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, / 24 a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?" Nombra como "vasos de ira" a los desobedientes que pecan contra Dios, es decir todos los seres humanos. Llama "vasos de misericordia" a aquellos seres humanos que libremente optan por el arrepentimiento, la fe en Jesús y la obediencia a Su Palabra.

Los profetas hablaron acerca de este acontecimiento extraordinario. Oseas dice: "25 ... Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, Y a la no amada, amada. / 26 Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, Allí serán llamados hijos del Dios viviente." Isaías exclama acerca de Israel: "27 ... También Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo; / 28 porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud."

La justicia que es por fe.
¿Cómo puede ser que "30 ... los gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe; / 31 mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó."?

La respuesta nos la da la Biblia: "32 ... Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo, / 33 como está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída; Y el que creyere en él, no será avergonzado." Jesucristo es una "piedra de tropiezo" para los judíos y una "roca de caída" para los incrédulos. Pero quien crea en Jesús, recibirá salvación y "no será avergonzado".

En conclusión podemos decir que Dios ha determinado, ante la caída de la Humanidad en pecado, salvarla mediante la fe en Jesucristo, Su Hijo. Así lo ha previsto y provisto Él, en Su Divina Providencia. También escogió al pueblo de Israel para enseñarnos a través de él Su Ley y que somos pecadores, y para prometernos un Salvador, nacido de ese mismo pueblo, Jesucristo. En Su Providencia Divina lo planificó y nadie puede criticarle por ello.

Pero Él ha querido que la salvación mediante un Mesías sea no sólo para los judíos, sino también para los gentiles, es decir para toda la Humanidad. En Su plan ha provisto endurecer a los judíos para permitir la entrada a los gentiles, y posteriormente abrir el corazón de los judíos para que la mayor cantidad de seres humanos obtengan la salvación.

El límite de la Providencia de Dios es la libertad que Él mismo dio al hombre para escoger entre creer y no creer. Su deseo es "... que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad" (1 Timoteo 2:4) pero ello depende de la respuesta que demos a Él.

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