HECHOS 13: EL ESPÍRITU SANTO LLAMA Y ENVÍA APÓSTOLES.
Cuenta este capítulo que por entonces la Iglesia ya contaba con ciertos ministerios: "1 Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros..." Se encontraban éstos orando y adorando a Dios: "2 Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado." De modo que el Espíritu Santo llama a dos para un nuevo ministerio: el de anunciar el Evangelio en lugares apartados del mundo: "3 Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron." Recalca la Escritura que la unción de estos ministros se hizo con oración y ayuno.
Estos nuevos "apóstoles" -llamados y enviados por el Señor- llegaron a la isla de Chipre en el Mediterraneo: "4 Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre. 5 Y llegados a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a Juan de ayudante." No iban solos, sino que se hicieron acompañar por un ayudante, Juan Marcos. Su modo de operar era llegando primeramente a una sinagoga judía y allí leer las Escrituras y explicar el mensaje de Jesucristo. Ellos presentaban a Jesús como el Mesías o Cristo anunciado en el Antiguo Testamento ("la Ley y los Profetas") y como Salvador y Señor del mundo.
Ya en Perge, el ayudante tuvo miedo, no quiso seguir y volvió de regreso. En una de sus cartas Pablo cuenta este suceso que fue motivo de discusión con Bernabé. "13 Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de Panfilia; pero Juan, apartándose de ellos, volvió a Jerusalén."
Se acostumbraba en las sinagogas ceder la palabra a algún visitante y estando ellos un sábado en la de Antioquía de Pisidia "15 ... después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad." Pablo, llamado así y no Saulo a partir de este capítulo de los Hechos, "16 ... levantándose, hecha señal de silencio con la mano..." dio su discurso evangelístico. Al final los judíos quedaron encantados y le invitaron a reunirse nuevamente, el siguiente sábado, pero allí su reacción fue diferente.
"44 El siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios. / 45 Pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando." Este cambio de actitud dejó muy claro al apóstol Pablo lo que el Espíritu Santo quería hacer: "46 Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles. / 47 Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra." Así, producto de la dureza del corazón de esos judíos, sus celos religiosos y veleidad, comenzó la evangelización de los gentiles, con la que todos los no judíos hemos sido beneficiados.
Como hoy día "48 Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna. /49 Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia." Mas la guerra continuó y "50 ... los judíos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites."
De este modo comenzó la evangelización de las gentes y el particular llamado de San Pablo. Primero ministrando al Señor en oración y ayuno, segundo recibiendo el mandato del Espíritu Santo, tercero cumpliendo la orden y yendo a las naciones, cuarto anunciando Su Palabra y quinto identificando lo específico de ese llamado o misión. Tal cadena de hechos implica fe y entera sumisión al Señor de parte del discípulo.
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