2 CORINTIOS 11: SIERVOS DÉBILES.



“1 ¡Ojalá me toleraseis un poco de locura! Sí, toleradme. / 2 Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. / 3 Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.”


¿Por qué San Pablo escoge este camino para dirigirse a los hermanos de Corinto? En varias oportunidades habla sobre su “locura”: “¡Ojalá me toleraseis un poco de locura!”; “Que nadie me tenga por loco”; “recibidme como a loco”; “Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como en locura”; “(hablo con locura)”; o “(Como si estuviera loco hablo.)” Tal énfasis sólo puede provenir de la oposición que algunos hermanos y líderes negativos hacen contra su persona, tildándole de “loco”. Por ello les dice: “de buena gana toleráis a los necios, siendo vosotros cuerdos.” Hay cierta ironía en sus palabras de defensa. Decide entonces hablarles como si no estuviera en sus cabales:

Les dice que su celo por ellos, para que se conserven en el buen camino, es el mismo celo de Dios. Él les ha llevado, como ministro de Dios, en matrimonio, casándoles con un solo Esposo, Jesucristo y ellos deberán guardarse puros de corazón, como una virgen para Él. Sin embargo teme que hayan sido embaucados y extraviados del camino, tentados por Satanás, así como fue engañada Eva. El Espíritu Santo está interesado en que nos guardemos fieles a Jesucristo y no seamos llevados por cualquier viento de doctrina, aunque sus portadores nos parezcan siervos de Dios.

El Apóstol está en extremo preocupado. Hay mensajeros que llegan a la Iglesia trayendo un Evangelio y un Cristo diferente. Los hermanos, si no están bien cimentados en la revelación de la Palabra de Dios, son fácilmente engañados. No es posible que aceptemos cualquier espíritu porque dice que es de Dios, es preciso que sea probado a la luz de: 1) la Biblia, 2) el testimonio del predicador, y 3) el discernimiento del Espíritu Santo.

Hay en este capítulo una dura advertencia a los cristianos para estar alertas contra aquellos ministros falsos que se hacen pasar por enviados por Dios. Así como “Satanás se disfraza como ángel de luz”, lo hacen también estos “obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo.” Son un fraude del Maligno para desviarnos de la fe verdadera.

Así como esos falsos apóstoles se enaltecen y vanaglorian de sus visiones y revelaciones falsas, San Pablo pide permiso para hacerlo también. Cometerá la locura de gloriarse él también: “Que nadie me tenga por loco; o de otra manera, recibidme como a loco, para que yo también me gloríe un poquito.” Si ellos se glorían por lo que hacen en la carne, con mayor razón podrá hacerlo él, que es guiado por el Espíritu Santo.

Los corintios toleraron de buena gana que esos lobos con piel de oveja los esclavizaran, devorasen, despojaran, humillaran y hasta abofeteasen; cosa que jamás hizo Pablo. Él dice: “para eso fuimos demasiado débiles.” Bendita debilidad la del ministro de Dios que no usa las armas del mundo para gobernar la grey. No esclaviza a las ovejas por medio de leyes y obligaciones sin base bíblica; no devora los bolsillos ni las almas de las ovejas; no las despoja de su condición de personas libres; no las humilla ni ejerce violencia psicológica ni espiritual sobre su congregación.

Luego de considerar cuánto ha sufrido por la Iglesia como verdadero apóstol de Jesucristo, concluye: “Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad.” Es la única gloria que el hombre tiene. De lo único que podemos envanecernos es de ser nada, débiles personas sometidas al arbitrio y voluntad todopoderosa de Dios, el Señor, el Kirios, el Dueño de toda nuestra vida. Nada puede envanecernos ni se justifica para que nos levantemos como superiores a nuestros hermanos. Sencillamente somos siervos, al servicio de la Iglesia, esclavos inútiles de Jesucristo.

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