ROMANOS 12: EL CULTO QUE AGRADA A DIOS.
¿Cuál es el culto que agrada a Dios? Nos lo responde el capítulo 12 de la epístola a los Romanos. Esta sección de la carta habla acerca de los deberes cristianos, los cuales son:
1. Presentar toda nuestra vida a Dios. Antiguamente los judíos presentaban corderos y palominos en sacrificio. Ahora Dios nos pide nuestra vida completa como sacrificio a Él.
2. Dar a Dios un culto racional, pensado, reflexivo. Nuestra tendencia es hacia la emoción y el placer, pero Dios quiere que estemos muy conscientes de lo que hacemos para Él: "1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional."
3. No adaptarnos al mundo. Dios no quiere vernos ceder a los antivalores y principios perversos de la sociedad actual. Por ejemplo, hoy día se presenta la sexualidad como una opción y se toma con naturalidad la homosexualidad, al punto de permitir el matrimonio entre personas de un mismo sexo, e incluso que ellos puedan adoptar y criar hijos. Tal cosa es antibíblica y está en contra de lo que Dios planeó. No podemos aceptar el deterioro de la familia.
4. Renovar nuestro modo de pensar pagano, volviéndonos cristianos, con la mente de Dios. Al cambiar el modo de pensar, cambiamos el modo de actuar y allí experimentamos en carne propia la Verdad de Jesús: "2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta."
5. Ser humildes y conocer nuestras cualidades, defectos y limitaciones. Al mismo tiempo autovalorarnos justamente, sin envanecernos ni tampoco tenernos en poco: "3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno."
6. Tomar conciencia que pertenemos a un Cuerpo, el organismo vivo y espiritual llamado Iglesia. Como miembros de ese Cuerpo cumplimos una función distinta e importante cada uno: "4 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, / 5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros."
7. Conocer y utilizar correctamente el don que Dios nos ha dado, para servir a la Iglesia: "6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; / 7 o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; / 8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría."
8. Amar a los hermanos en la fe y al prójimo en general. Que ese amor sea: a) sin hipocresía, b) con honestidad, c) fraternal, d) con diligencia, e) ferviente, f) con alegría, g) sacrificio y esfuerzo, h) contantes, i) solidarios y j) hospitalarios: "9 El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. / 10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. / 11 En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; / 12 gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; / 13 compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad."
9. Responder con bien al que nos hace mal: "14 Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis."
10. Empatizar con los sentimientos de la gente: "15 Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran."
11. Buscar la unidad de los cristianos: "16 Unánimes entre vosotros"
12. No ser orgullosos sino humildes: "16 ... no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión."
13. Hacer el bien y estar en paz con todos: "17 No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. / 18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres."
14. No vengarnos, dejar las consecuencias o el castigo a la voluntad de Dios: "19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor."
15. Amar con hechos al enemigo o contrario a nosotros: "20 Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza." Las ascuas de fuego se refieren a la vergüenza que le dará al otro por nuestra buena actuación.
16. Siempre vence con el bien al mal. Esa será nuestra victoria. "21 No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal."
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