1 TIMOTEO 5. UN MINISTERIO RESPETUOSO.
1 No reprendas
al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos; 2 a las ancianas, como a
madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza.
Estos dos
versículos dan cuenta del respeto con que debe desarrollar su ministerio el
joven pastor y todo ministro de Dios, en su trato con los hermanos cristianos
en sus distintas edades.
No es correcto
que un ministro de Dios reprenda a las personas de edad, con mayor razón si es
un ministro joven. Es indudable que aquí no se trata de los “ancianos” o
presbíteros de la iglesia, sino de los de avanzada edad. En la sociedad actual
se considera anciano a un hombre o mujer de más de ochenta años, y se habla de
la “tercera edad” para los que tienen más de sesenta. Es probable que en la época
del apóstol, en una cultura greco-romana que valoraba tanto lo físico, fuese
considerado anciana alguien mayor de cincuenta años. Los pastores y
predicadores deben respetar a los de mayor edad en la iglesia, por respeto a
sus años de experiencia y porque podrían ser sus padres. Lo único que cabe es
la exhortación, es decir persuadir con palabras apropiadas, razones y hasta
ruegos acerca de aquel asunto que está mal en la vida del anciano o anciana. Para
que deje de pecar o cometer un error, el ministro lo tratará con respeto,
procurando convencerlo para que cambie de actitud, pero jamás le obligará. Hágalo
como si fuera su propio padre.
En el caso de
predicar o discipular a jóvenes, actúe como si fueran sus propios hermanos, respetuosamente,
poniéndose en el lugar de ellos, teniendo en cuenta las dificultades que vive
la juventud en su proceso de crecimiento y en su paulatina adaptación a un
mundo adulto lleno de exigencias. El testimonio del ministro joven es
fundamental; él debe enseñar con su propia experiencia a los jóvenes de la
iglesia.
La relación del ministro
con las ancianas de la comunidad cristiana será, al igual que con los ancianos,
como si ellas fuesen su madre. A una mamá se le trata con respeto, cariño,
delicadeza, amor, consideración. Es bueno que la esposa del ministro de Dios le
apoye con su testimonio. Ella será un ejemplo para las hermanas, en una
relación exenta de autoritarismos y más que nada, respeto.
Las jovencitas
son vidas en crecimiento, vasos frágiles que requieren ser enseñadas con delicadeza,
usando un lenguaje adecuado y respetuoso. Tal como trataría a sus hermanas, con
toda pureza, predique a las niñas y jóvenes.
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