2 CORINTIOS 6: MINISTROS COLABORADORES DE DIOS.

"2 He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación. / 3 No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado; / 4 antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; / 5 en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; / 6 en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, / 7 en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra; / 8 por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; / 9 como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; / 10 como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo."

Ahora y no mañana ni pasado mañana, es el tiempo en que necesitamos oír el llamado de Jesucristo y aceptarlo. No hagamos oídos sordos sino que abramos el corazón a Él; “he aquí ahora el día de salvación.” No dejemos pasar más tiempo y obedezcamos aquello que el Señor nos ha ordenado. Cualquiera sea el lugar que ocupemos en el Cuerpo de Cristo, hagamos prontamente lo que el Señor nos encargó. Él nos necesita como Sus colaboradores; como el Apóstol lo señala: “1 Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios.”

Hoy es el día en que se nos requiere, tal vez mañana ya sea tarde. Por ello, seamos discípulos obedientes. Ejemplo tenemos en los apóstoles y en muchos siervos y siervas de Dios que supieron guardar el mandato. Ellos conservaron el testimonio de Jesucristo y vivieron conforme a Sus enseñanzas, de tal forma que a nadie dieron ocasión de tropiezo. Su ministerio jamás fue vituperado o deshonrado; tal vez hubo murmuraciones en su contra, se levantó falsos testimonios o se hizo burla de ellos, pero jamás presentó una razón para ello. Fueron ministros de Dios intachables. Sus vidas fueron –como las de muchos ministros de hoy –un ejemplo para la Iglesia.

Así como en el mundo, los profesionales presentan cartas de recomendación, Pablo y los apóstoles se presentan como “ministros de Dios”, exhibiendo estas obras:
1) Mucha paciencia, una virtud necesaria para dar a cada persona lo que necesita.
2) Tribulaciones, dificultades hacen operar la fortaleza del Señor.
3) Necesidades, siempre las habrá y en ellas se manifiesta la gracia de Dios.
4) Angustias, el extremo de la paciencia, el límite donde clamamos Su ayuda.
5) Azotes, hay palabras que son como azotes para nuestra alma.
6) Cárceles, “mas la Palabra de Dios no está encarcelada”, decía el Apóstol.
7) Tumultos, turbas, muchedumbres puede haber en contra más Él es más Poderoso.
8) Trabajos, será la distinción del ministro su laboriosidad constante.
9) Desvelos, vigilantes en oración, predicando hasta tarde, trabajando para Jesús.
10) Ayunos, privados de comida para alimentarnos de Cristo.
11) Pureza, que tanta falta hace en estos tiempos de depravación.
12) Ciencia, conocimiento de la Divinidad.
13) Longanimidad, largueza de ánimo, incansables hasta alcanzar la victoria.
14) Bondad, característica del buen cristiano.
15) Espíritu Santo, Dios mismo en Sus discípulos.
16) Amor sincero, el amor verdadero que viene de Su Espíritu Santo.
17) Palabra de verdad, el alimento diario, el maná escondido, que es Cristo.
18) Poder de Dios, la demostración de que Jesucristo está con nosotros.
19) Armas de justicia a diestra y a siniestra; llenos de amor y diestros en la Palabra y en la oración.
20) Honra y deshonra, honrando al Señor, lo que para los hombres puede ser una deshonra.
21) Mala fama y buena fama; la mejor fama es la de ser un hijo de Dios.
22) Engañadores, pero veraces; actuando siempre con la Verdad.
23) Desconocidos, pero bien conocidos; lo más importante, conocidos por el Rey.
24) Moribundos, mas he aquí vivimos; triunfantes sobre todo tipo de muerte.
25) Castigados, mas no muertos; porque Él nos lleva hacia la vida eterna en victoria.
26) Entristecidos, mas siempre gozosos; “el gozo del Señor es mi fortaleza”.
27) Pobres, mas enriqueciendo a muchos; como Cristo que se hizo pobre para darnos toda riqueza espiritual.
28) No teniendo nada, mas poseyéndolo todo, pues quien tiene a Jesucristo, lo tiene Todo.

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